Author: JUAN FRAN CUELLO DE ORO ROZAS

 

Quizás no estemos tan tejos de las imágenes futuristas que nos trasladaban en films como la guerra de las galaxias hace más de 40 años, donde Luke Skywalker era tratado por un robot”

 

No, por el momento los robots no van a substituir a nuestros héroes sanitarios, pero estamos inmersos en un capítulo de la historia que las próximas generaciones observarán desde la distancia temporal, pero que dará sentido a muchas de las realidades que vivirán. La pandemia del COVID-19 es una de esas crisis que moldean la historia, un catalizador que acelerará tanto la magnitud como la velocidad de los cambios.

Las pandemias han sido un elemento transformador de nuestras sociedades a lo largo de la historia. La peste de Justiniano (siglo VI), la peste negra (siglo XIV) o la Viruela (Siglo XVI-1977) trasfiguraron las sociedades en las que aparecieron, cambiando o influyendo decisivamente el curso de la historia[1].

Pero más recientemente, como escribe Peter Baker en su artículo publicado en The Guardian: “La epidemia global de gripe de 1918 ayudó a crear los servicios nacionales de salud en varios países europeos, que junto a la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial sentaron las bases para el moderno estado de bienestar[2]”. O los cambios en salud y comportamiento social que ha provocado el VIH[3].

Lo que podemos estar seguros es que el diminuto SARS-CoV-2 será un motor de cambio, de hecho, lo está siendo ya, en muchos aspectos de nuestra vida. Sin más, el confinamiento obligatorio de la población está llevando a que casi todas nuestras relaciones pasen del mundo físico al mundo digital.  Así, el pasado martes 10 de marzo, DE-CIX Frankfurt, el mayor punto de intercambio de internet a nivel global, alcanzó la cifra récord de 9,1 Terabit por segundo[4], gracias a la explosión del teletrabajo, el e-learning, el giro del consumo a la compra on-line o al ocio electrónico.

Si hay un sector que está siendo ampliamente impactado por esta calamidad es el ecosistema de Salud. Vemos a diario la situación de los hospitales y el heroico compromiso de los profesionales de la salud. Pero a la vez observamos, forzados por la situación, la incorporación de elementos tecnológicos que generarán cambios definitivos en cómo nos relacionamos con la Salud.

Quizás uno de los cambios más visibles es la explosión clara de la Telemedicina. El miedo a ir a los hospitales, que haya centros de salud cerrados y en paralelo el gran volumen de demanda de los servicios sanitarios, han superado las barreras regulatorias y sociales para que confiemos en que un profesional de la salud nos pueda atender a través de una pantalla de un móvil, tableta u ordenador. Los mismos pacientes con COVID19, están siendo seguidos a domicilio a través de telemedicina, pero otras especialidades como, por ejemplo, ciertas consultas ambulatorias, atención primaria, dermatología o pediatría entre otras, la han incorporado o piensan incorporarla como una práctica habitual, dependiendo de los casos. Existe una gran diferencia entre la sanidad pública y privada, pero en el corto plazo, la total adopción de la telemedicina podría tener un alto impacto en los sistemas de salud permitiendo que sean más ágiles, eficaces y sostenibles. Tan sólo en los USA, la Asociación Médica Americana afirma que «casi el 75% de todas las visitas al médico, y a los servicios de urgencia son innecesarias o podrían ser manejadas de manera segura y efectiva por teléfono o videoconferencia[5]». Pero si miramos un poco más cerca, un estudio de la Fundació TIC Salut Social y la Oficina eSalut (CatSalut. Servei Català de la Salut de la Generalitat de Catalunya) concluye que casi el 80% de las teleconsultas con la atención primaria (eConsulta) evitan una visita presencial[6].

Simultáneamente a la telemedicina, el Internet de las cosas (IoT) ha abierto y abrirá un mundo de posibilidades en la medicina. La pandemia precipitará la conectividad de las pruebas de diagnóstico y la incorporación de dispositivos en los tratamientos respiratorios que permitan, en tiempo real, desde comprobar el flujo inspiratorio hasta la adherencia al tratamiento y el uso de éste. La conectividad de los datos de saturación de oxígeno ofrecidos por oxímetros, todos ellos conectados via bluetooh a un móvil que transmite datos en tiempo real de la situación del paciente con problemas respiratorios.

Otra de las tendencias implacables que estamos viendo, debido a la alta transmisibilidad del virus, es la implementación de la robótica de forma extensiva en los hospitales. Hemos visto robots que ejercían como una extensión del equipo médico o de enfermería, como el robot Vici[7] desarrollado por la empresa InTouch Health, que permite la comunicación con el paciente a través una pantalla, altavoces y un micrófono, pero, además, también posee un fonendoscopio y permite realizar pruebas básicas como la medición de temperatura.

Han aparecido droides potenciados por inteligencia artificial que están siendo utilizados para la “búsqueda y captura” del virus, como el desarrollado por la danesa UVD Robots, que usa algoritmos y cuenta con sensores y luz ultravioleta para detectar y matar al virus[8], o los utilizados en los hospitales de Guangdong (China), que aparte de eliminar al virus, recogen la basura sanitaria del paciente, como la ropa de cama y otros desechos, dispensan medicamentos o sirven la comida, o finalmente, la introducción de los más que necesarios robots de lectura masiva de PCR[9].

Asimismo, hemos visto cómo se han puesto a disposición de las autoridades sanitarias las máquinas de Impresión 3D, para la fabricación inmediata de elementos de protección para el personal sanitario o adaptadores para dispositivos de ventilación mecánica. La adopción de la tecnología de impresión se incluirá para otros elementos futuros, como la impresión de órganos como la piel[10] o la implementación en soluciones traumatológicas, entre otras.

Pero sin duda alguna, el uso de nuestros teléfonos móviles como elemento de salud está siendo un pilar fundamental en el control de la pandemia. Establecerá un precedente y hábitos que tendrán un impacto definitivo en el futuro. Desde el control epidemiológico de la misma, ya sea a través de la geolocalización o del uso de Bluetooth, para saber si se ha estado cerca de un foco de contagio, como ha utilizado el gobierno de Singapur, o la alianza de Google y Apple[11] que, según ellos mismos, quieren realizar para ayudar a gobiernos y a los organismos de salud a reducir la propagación del virus. Hay muchos ejemplos disponibles, como la utilización de APPs que traqueen los síntomas para acelerar el triaje de posibles pacientes, como son las utilizadas por los gobiernos regionales de la Comunidad de Madrid, Cataluña[12] o Euskadi.

Aunque controvertido, nuestro móvil se ha convertido, como en el caso de China[13], en un posible pasaporte biológico, con el que poder vigilar, vía geolocalización, que los ciudadanos en contacto con casos positivos cumplan la cuarentena domiciliaria impuesta, notificando alertas a las autoridades de los movimientos de éste, o el acceso o no a diferentes lugares. Evidentemente se nos abre delante el debate sobre como nuestra privacidad puede verse invadida en estos casos.

Al mismo tiempo se ha producido una tremenda ebullición del uso rápido y colaborativo de los datos médicos y el uso del Big Data para analizar los datos que ha generado el COVID-19 para entender a un agente infeccioso que apareció a finales de 2019, que nos permita lograr agentes terapéuticos y el descubrimiento de una vacuna. Ejemplos como el uso que hace la compañía Quibim[14] del Deep Learning para la ayuda radiológica en el diagnóstico de pacientes con COVID-19, o diferentes estudios, o la toma de decisiones epidemiológicas basados en modelos matemáticos, o el lanzamiento del ambicioso ensayo clínico “Solidarity[15]” por parte de la OMS[16] tan sólo 60 días después de que la secuencia genética del coronavirus fuese compartida.

Los cambios sociales, la imposibilidad de viajar físicamente, también está transformando como se comparte la información científica. Los congresos científicos han sido, o bien cancelados, o bien substituidos por reuniones virtuales, siendo muy interesante como se celebrarán grandes eventos como pueden ser los congresos ASCO[17], AACR[18] o ISPOR[19], y si estos cambios perdurarán en el tiempo.

Esta pandemia nos ha traído de forma inmediata cambios a muchos niveles, pero la COVID-19 está siendo el gran precursor de la transformación digital a muchos niveles. Quedan abiertas muchas preguntas que iremos respondiendo en los próximos días, semanas y meses, pero que, sin duda, serán transformadoras del mundo en el que hoy vivimos.

Stay Safe

 

[1] https://historia.nationalgeographic.com.es/a/grandes-pandemias-historia_15178/4
[2] https://www.theguardian.com/world/2020/mar/31/how-will-the-world-emerge-from-the-coronavirus-crisis
[3] Virus de Inmunodeficiencia Humana
[4] https://www.abc.es/tecnologia/redes/abci-estado-alarma-provoca-record-consumo-internet-madrid-202003171241_noticia.html
[5] https://www.ama-assn.org/practice-management/digital/ama-quick-guide-telemedicine-practice
[6] https://ticsalutsocial.cat/es/actualitat/estudi_econsulta/
[7] https://intouchhealth.com/telehealth-devices/intouch-vici/?gdprorigin=true
[8] http://www.uvd-robots.com/
[9] Reacción en Cadena de la Polimerasa (Polymerase Chain Reastion).
[10] https://www.economiadigital.es/tecnologia-y-tendencias/una-impresora-3d-de-mano-que-imprime-piel-sobre-las-heridas_20031947_102.html
[11] https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20200410/48406931043/apple-google-asociados-crear-apps-contra-covid19.html
[12] https://web.gencat.cat/es/actualitat/detall/Nova-app-per-detectar-la-Covid-19-a-Catalunya
[13]https://edition.cnn.com/videos/world/2020/04/10/china-coronavirus-covid-19-tracking-app-culver-townhall-intl-hnk-vpx.cnn
[14] https://quibim.com/
[15] https://www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/global-research-on-novel-coronavirus-2019-ncov/solidarity-clinical-trial-for-covid-19-treatments
[16] Organización Mundial de la Salud
[17] American Society of Clinical Oncology
[18] American Association for Cancer Research
[19] The Professional Society for Health Economics and Outcomes Research

Author: JUAN FRAN CUELLO DE ORO ROZAS